La lectura es un ejercicio para el cerebro, un estimulo para la mente y, en ocasiones, un alimento para el alma, todo radica en saber elegir que leer.
Para aprender a leer, en un sentido amplio, no como nos enseñan en primero o segundo año de primaria, hay que leer. Sí, es como cualquier ejercicio o actividad, se aprende a desempeñarla nada más y nada menos que llevándola a cabo.
Mi consejo es: Leer, leer mucho, hay que leer todo: revistas, periódicos, letreros en la calle, Internet, y finalmente libros. ¿Por qué finalmente libros? Porque son más difíciles de leer, y la razón más importante, y a manera que quien descubre un secreto de suma importancia les digo que porque hay una clase de libros que pueden elevar el alma muy alto, de golpearte muy fuerte, de causar un gozo orgásmico, de causar una alegría inmensa o tristezas que perduran. De la otra clase de libros no vale la pena ni hablar, pero lo haré, hablaré de una pequeña parte de ellos, mal por supuesto (me gusta hablar mal de cosas, de gente, de mi, de tula, yola y estela).
Hay libros técnicos, estos libros hablan de temas específicos que el autor del libro dice dominar, libros como: "Aprenda Programación con C++ en 21 días", "Proceso digestivo en las aves de rapiña", "Matemáticas para Dummies, 2+2=5", "Cocina con Chepina Peralta", etc.
Dentro de esta categoría hay una subclase de libros donde yo coloco a los muy famosos y bien remunerados libros de auto ayuda, como: "Como ser feliz", "Tenga sexo gratificante con su esposa(o)", "Gane dinero fácil sin robar", "Suba en la escala social", "Juventud en éxtasis", "Tenga contento a su jefe sin brindarle sexo", etc. (son tantos que no terminaría nunca).
Los coloco dentro de esta subclase porque los autores de estos libros también pretenden saber todo sobre el tema y además escriben historias moralizantes y con recetas para arreglarnos la vida.
La diferencia con los primeros es que los temas que abordan suelen ser mucho más escabrosos o complicados y que cada individuo aborda de manera diferente dependiendo de su cultura, educación, fobias, filias, sexo, gustos, pasiones, obsesiones, intereses, nacionalidad, religión, creencias, etc. y por lo tanto no se puede dar un consejo masificado útil para que todos sean buenos padres o buenos hijos o buenos amantes. Pretender que esto es posible es un engaño, personalmente no conozco a alguien que le haya servido alguno de esos libros y miren que aquí en México el primer libro que leemos completo es el de juventud en éxtasis de Cuauhtémoc Sánchez. (bueno solo una pequeñísima parte de la población)
La fuerza de la que llamaré alta literatura radica en su autenticidad, el autor de alta literatura no pretende dominar el tema, lo único que presume saber, y se jacta de ello, casi siempre de una forma humilde, es de escribir. Es por eso que la alta literatura tiene un alto nivel estético, el escritor domina la técnica a la perfección, lo que le permite crear obras realmente hermosas y universales en el sentido de que cada individuo que las lee encuentra su propia historia guiado por la magia, la fantasía, la belleza de la mentira (diría Oscar Wilde), del autor.
Una cosa muy distinta es mentir vulgarmente pretendiendo saber y conocer y otra mentir descaradamente con elegancia y sin pretensiones, suele encontrarse más verdad en el mentiroso elegante que en el vulgar y pretencioso.
viernes, 7 de septiembre de 2007
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